- Al fin me decidí: me voy a París!
- ¿A vivir?
- Bueno, no me voy a vivir, que ya quisiera yo, me voy de viaje y que no es poco. Ya tengo lo principal: el billete y la habitación de hotel, que los he comprado a través de internet, que en estos tiempos resulta de lo más útil, vaya!
- ¿Con quién vas?
- Pues solo, me voy solo. Sí, que no es que yo quiera ir solo o acompañado, si me das a elegir prefiero acompañado, no se, tal vez por eso de charlar con alguien y compartir momentos, aparte de que salga alguien en las fotos y que no sea yo solamente. Bueno en realidad, nadie de mis amigos podía venir, bien por problemas financieros o, bien, por falta de tiempo, o qué se yo, a lo mejor es que no les gustaba la idea.
- ¿Cuándo te vas?
- El avión sale de Sevilla el martes 25 de marzo a las ocho menos cuarto de la mañana, qué madrugón! Y más con mi costumbre de acostarme a las tres o las cuatro de la mañana, total, que ese día no duermo! Lo bueno: que a las diez ya estoy en París.
- ¿Y cuándo vuelves?
- Vuelvo el viernes 28, aunque a lo mejor me gusta tanto que me quedo allí a vivir, nunca se sabe...
- ¿Me vas a traer algo?
- No sé, no sé. Si te portas bien te compraré algo especial, si no, uno de esos recuerdos absurdos, como la Torre Eiffel en miniatura o La Gioconda en una camiseta. Tú verás...
- Está bien, te echaré de menos.
David Galisteo, 16 de marzo de 2008
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